Algo que nuestros pequeños nos agradecerán o recriminarán toda la vida la vida, es justamente una de las primeras cosas que le das: Su nombre. Por tanto debes escogerlo sabiamente y tomando en cuenta si este puede ser una mochila pesada en el futuro.
A continuación te mencionamos 5 errores que ninguna mamá debería cometer al darle un nombre a su pequeño o pequeña, pues podría ser una pesada carga para toda su vida
1.Que esté respaldado por una buena historia.
Escoger un nombre porque te recuerda a un familiar especial, a un valor, una cualidad, a una persona notable o un acontecimiento trascendental está bien, siempre y cuando no sea un hecho bochornoso para los demás.
Qué evitar: Historias que avergonzarían a tu hijo, como por ejemplo: “Te pusimos Ricardo porque fuiste concebido en un paseo a un club que quedaba en Ricardo Palma”. Vergonzoso sin duda.
2.Es mejor si se pronuncia igual que se escribe
Pongamos un ejemplo real: A una mamá le gustaba el nombre Lady pero pronunciado Leydi. Disyuntiva: Si le pongo Lady existe el riesgo que la llamen pronunciado en español: Ladi; y si le pongo Leydi para que lo pronuncien bien estaría mal escrito. ¿Qué hacer? Muy simple, no le pongas ese nombre: Si ambas posibilidades tienen un lado malo no uses ese nombre, más bien busca otro que tenga lados buenos
3.¿Tienes que deletrearle el nombre a todo el mundo?
Con el deseo de que sea único y de que te bebé tenga un nombre “diferente” es darle una forma no tradicional de escribirlo, pero con ello lo obligarás a tener que deletrear y precisar su nombre muchas veces.
El problema de llamarse por ejemplo Sonya y no Sonia; Chlaudya en lugar de Claudia, o Vannessa en lugar de Vanesa; es que tu pequeña tendrá que ir deletreando su nombre a todos (“Me llamo Sonya pero con y griega en vez de i latina”), lo que a todas luces no es una ventaja, ¿verdad? Piensa en eso.
4. ¿Cómo se ven las iniciales?
Considera lo que dicen las iniciales: A Claudia Ursula Laos Orosco no le van a gustar sus iniciales; Piero Ernesto Naranjo Escribens tampoco estaría muy feliz. Tal vez prefiera que las iniciales no digan nada.
5.Considera los futuros diminutivos inevitables.
Recuerdo a mi primo “Pepe Lucho” que siempre pedía molesto (o rogando) que le digamos “José Luis”, pero nada: Pepe Lucho le decíamos y hasta hoy sigue siendo Pepe Lucho y no José Luis. Claro hay personas que les encanta ser “Pepe”, “Paty”, “Coco”, “Chío”, “Lucho”, “Caro”. A otras no les gustan tanto y hay quienes odian los diminutivo, en todo caso ante la duda baraja una alternativa.