Partamos de dos verdades difíciles de rebatir: Las gaseosas son deliciosas y a los niños les encantan (por supuesto a los grandes también). Lo malo es que estas bebidas, consumidas con regularidad, son dañinas y muy adictivas, especialmente si las beben nuestros pequeños.
Por este motivo la Organización Mundial de la Salud recomienda a los padres no darles gaseosas (sodas) a sus hijos y la mejor manera es no tenerlas nunca en casa y tampoco pedirlas cuando salen en familia a la calle.
A continuación te presentamos 5 razones por las cuales no deberías darle gaseosas a tus niños
1. Fracturas en niños
El ácido fosfórico de las gaseosas puede provocar la descalcificación ósea, e incluso puede facilitar la fractura de cadera en niños y adolescentes al momento de hacer deporte.
2. Asma y rinitis
Esta bebida está compuesta por carbohidratos refinados, además de edulcorantes artificiales como la tartrazina y el aspartamo, que pueden desatar cuadros alérgicos desde catarros, secreción nasal, urticaria, rinitis estacional y asma en tus pequeños.
3. Altamente adictiva
La gaseosa es el principal generador de problemas metabólicos porque contiene fructosa, que altera la insulina y la leptina (a nivel de la glucosa) provocando diabetes, falta de apetito y apetencia voraz por algunos alimentos o por más gaseosas. Los niños son especialmente sensibles a esta adicción.
4. Alteración nerviosa
En el caso de las gaseosas oscuras, contienen cafeína que tiene propiedades adictivas, además que alteran el sistema nervioso, el sistema cardiovascular, y les provocan palpitaciones.
5. Light que engorda y enferma
Las gaseosa light, al igual que las regulares, está demostrado que ambas llevan al sobrepeso, a la obesidad y pueden producir osteoporosis, hígado graso, síndrome metabólico y formación de cálculos renales.