Afrontar una infidelidad puede sentirse como el fin del mundo. Querer a alguien cuando te sientes herido por dentro es un remolino de emociones encontradas que pueden variar entre enojo, tristeza, impotencia, vergüenza, inseguridad y más. Sin embargo, al igual que las heridas físicas, esta herida también se cura y, como todo ciclo, también termina. Aquí te dejamos 6 consejos para ayudarte a afrontar esos momentos en los que el amor duele.
1. No te avergüences de sentirte vulnerable
“No puedo dejar que esto me afecte”
Es casi instintivo querer escapar de una situación así, hacernos los fuertes y fingir que todo está bien cuando por dentro el cielo se está cayendo. Más que encontrar una receta mágica que te cure el corazón roto instantáneamente, es más efectivo decidir afrontar lo que está sucediendo. Entonces, en el medio de todo el caos interno que puede dejar una infidelidad, intenta detener la huida y recibe a las emociones que llegan a ti, así no te gusten. Te hará sentir muy vulnerable sí, pero quién dijo que eso está mal. Recuerda que las emociones que sientes ahorita son válidas y cada una de ellas viene con algo que decirte que te ayudará a aceptar los hechos.
2. Date tiempo para curar
“¿Y ahora con quién voy a estar?”
Digerir que alguien que queremos mucho nos ha hecho daño no es fácil y toma tiempo. En mi opinión, volver inmediatamente con alguien que nos hizo daño o salir en busca de una relación nueva, puede llegar a ser contraproducente. Tienes que darte el tiempo de curar por ti mismo, escuchar lo que gritan tus emociones, entender qué fue realmente lo que pasó, descifrar qué quieres con más claridad y sí, hasta tienes que darte tiempo de perdonar que no significa “regresar”. Tanta urgencia por estar con alguien sugiere que tal vez debas pasar un tiempo solo pues llegar a la aceptación es un trabajo individual. Una ruptura puede sentirse imposible de superar pero tener una relación solo para evitar un proceso de dolor es muchas cosas menos amor.
3. Cuídate de ti mismo
“¿Y si el amor simplemente no es para mí?
Una infidelidad puede afectar la autoestima de la persona engañada ya que es muy común que se asocie con pensamientos que cuestionan el propio valor tales como “¿Qué hice mal para me que haga esto?”, “Debí ser mejor”, “Seguro que me falta algo por eso lo hizo”, “No soy suficiente”, “La otra persona debe ser mejor que yo”. Pensar que uno tiene la culpa total de una infidelidad no es cierto ni aquí ni en la China. Entonces, en lugar de golpearte con palabras, busca estrategias para evitar estos discursos internos ofensivos.
Por ejemplo, una buena forma de dejar de pensar en algo que nos hiere es literalmente cambiar el tema por otro que nos cause satisfacción e intentar mantenernos hablando de eso. Identifica qué temas te traen recuerdos agradables y úsalos como estrategia en esos momentos impredecibles en los que los pensamientos obsesivos te persiguen, acostumbrar a la mente a este ejercicio ayudará a que los pensamientos recurrentes disminuyan poco a poco.
4. Háblalo con alguien
“Me da vergüenza contar que me sacaron la vuelta.”
En situaciones como esta, la mente puede convertirse en una maraña de confusión. Frente a ello, compartir lo sucedido con alguien que apreciamos nos puede ayudar a poner una situación dolorosa en perspectiva y aclarar un poco la mente con tan solo contárselo. Si la vergüenza te retiene, recuerda que todos hemos o vamos a pasar por una decepción amorosa en algún momento de nuestras vidas, sea del tipo que sea. La infidelidad no te pertenece a ti, así que no dejes que te avergüence. A parte, es más común de lo que crees, lo más probable es que la persona a la que se lo cuentes te diga que pasó por algo similar o que conoce a alguien que lo hizo.
Las personas que te quieren son tus aliados, y es mejor tener un hombro amigo que encerrarte a llorar y ver Grey’s Anatomy cuestionando tu existencia. Por otro lado, acudir a un profesional de la salud es una muy buena idea pues tendrás una opinión externa y objetiva de lo que pasó.
5. Volver o no volver depende de ti
“Si regreso con ella van a pensar que soy una tonta(o)”.
Decidir si la persona que te engañó merece otra oportunidad o no, depende netamente de ti. No te preocupes por el juicio ajeno, la crítica externa llega hasta sin razones. Qué van a pensar los demás no importa, lo que importa es qué vas a pensar tú de ti mismo. Pregúntate qué es lo mejor para ti en este momento, por qué realmente quieres regresar con esa persona, qué necesitas para estar tranquilo ahora, y si la respuesta involucra a tu ex pareja, es mejor frenar las preguntas e intentar encontrar tranquilidad por ti mismo primero. Asegúrate de que eres consciente de lo mucho que vales y ponte como prioridad.
6. Búscale un significado a la situación
“Por qué me pasa esto a mí, no tiene sentido”.
Ya sé que más son las ganas de patear al mundo que de buscarle un significado, pero una vez procesada la información, podemos intentar sacar algo de cualquier situación, por más dolorosa que sea. Intenta preguntarte ¿De qué me sirvió esto? ¿Qué movió en mí? ¿Qué se siente diferente? Todo tiene su tiempo de ser, el momento del dolor llega y pasa, y es ahí donde puedes aprovechar para buscarle un sentido a la pesadilla, de ese modo no la dejas irse sin quedarte con algo. Tal vez ahora valoras más tu individualidad, tal vez aprendiste a llorar sin sentirte culpable, tal vez te diste cuenta de fortalezas que ni conocías. Y así hay miles pero se tiene que buscar bien en ese saco que nunca queremos ver y encontrar qué podemos sacar de una situación dolorosa, si logras hacerlo tú ganas.