Algunas veces ocurre que el cuerpo, la ropa o la almohada de nuestros pequeños empiezan a oler de forma inusual. ¿Qué puede estar pasando? La mayoría de las veces no es tema de mayor de preocupación pero si estos olores son intensos y se repiten varios días pueden ser señales de una enfermedad al hígado, la boca o del metabolismo. Te lo contamos todo.
Como mamá, seguramente ya te has dado cuenta que los bebés y los niños huelen poco y cuando decimos ¡qué mal huele!, en realidad nos referimos a un pañal sucio, restos de comida o a leche regurgitada pero pocas veces al cuerpo mismo.
Al respecto, el doctor en nutrición Gerardo Bouroncle, detalla que existen olores propios de cada persona de acuerdo a la edad, la raza, el sexo, y la alimentación. Quienes huelen más fuerte son los adultos de razas blanca y negra, mientras que los asiáticos y amerindios segregamos menos aromas.
Los niños, señala el especialista, no tienen muchas glándulas sudoríparas o adocrinas, por lo que no huelen mucho por sí mismos. En la pubertad aparecen esta glándulas que empiezan a generar mucho sudor, aunque hay que anotar que el sudor no huele al ser básicamente agua. El olor viene de la mezcla de sudor con las bacterias.
A continuación te señalamos algunos olores que puede segregar tu pequeño y deberían llamar tu atención.
- A huevo podrido. Es característico de las enfermedades al hígado. No lo dudes y llévalo a un médico para que lo chequee.
- Cebolla y queso. En la adolescencia es normal que los hombres empiecen a oler a queso y las mujeres a cebollas. En caso sientas este aroma en niños entre 6 a 10 años puede ser indicador de un desequilibrio hormonal prematuro, siempre y cuando aparezcan otras señales como pilosidades.
- A “viejo”. Si tu pequeño expele aromas propios de adultos mayores lo más probable es que esté mojando su ropa interior o ropa de cama con orines lo que puede confundirse con el olor a úrea.
- A frutas. El olor frutado en la respiración de los niños podría indicar problemas con los niveles de azúcar en la sangre, a menudo asociados con diabetes o hipoglucemia. Aunque el olor frutal parezca agradable, en realidad es un olor corporal que nunca debe ser ignorado, debido a sus riesgos.
- Mal olor de la piel. En niños puede obedecer a la segregación de cortisol, debido principalmente al estrés que puede producir la vida escolar, social y familiar.
- Heces fétidas. Si tu pequeño deja el baño oliendo muy fuerte, puede deberse a la falta de vitaminas, asociadas al fuerte olor de las heces.
- Sudor rancio. En el caso de niños, una mala alimentación a base de frituras y comida chatarra puede ocasionar como consecuencia un fuerte olor a sudor rancio.
- Amoniaco. Si sus orines huelen a amoniaco, este es un signo inequívoco de infecciones urinarias, bastante frecuentes en niñas. La infección puede llegar a ser tan concentrada, especialmente si trata de no orinar, porque duele, que el olor a amoníaco puede ser ventilado por los poros. .
- Perfumes y talcos. Ingredientes presentes en algunos perfumes y talcos infantiles pueden estimular el crecimiento de bacterias en algunos pequeños. Es mejor utilizar agua y jabón comunes.
- A pescado. Si tu pequeño huele a pescado, así no haya ingerido este alimento puede ser indicador de incapacidad para metabolizar los huevos, hígado y verduras.
- Mal aliento. En el 80% de los casos se debe a la mala higiene buca por los restos de comida en la boca o dientes picados. Si el olor del aliento es demasiado fuerte podría tratarse también de problemas del metabolismo.