Un buen tema de conversación es estas fechas es comparar la Navidad de Antes Vs. Navidad de Hoy y eso es lo que vamos a hacer a continuación. De hecho no vamos a opinar cuál es mejor o peor. Cada costumbre tiene su momento y su razón y ustedes tienen su opinión, pero siempre es simpático recordar como pasábamos la Navidad en los años 90, 80 o antes, las que hoy somos mamis y hasta abuelas, en comparación a nuestros niños.
Seguramente hay muchas otras costumbres y diferencias que las que encontrarás a continuación, estas son solo algunas, para que tú añadas más a la lista.
- El valor de los regalos
Cualquier mamá que pase de 30 recuerda como hasta hace un par de décadas era difícil y carísimo conseguir algunos productos, por lo que recibirlos como regalo era lo máximo. Por ejemplo un cooler podía costar oro, un buen jean era una pieza preciosa, los árboles de Navidad había que traerlos de afuera en dólares y una casita de la Barbie era un superlujo para muchísimas niñas.
Así, la ilusión y felicidad de abrir estos valorados regalos era enorme. Hoy es seguro que los niños reciben muchos más regalos que antes, vistosos y lindos (y mucho más baratos), pero apenas si muestran sorpresa o interés por la mayoría de presentes
- Reyes Magos y Papa Noel.
Hace algunas décadas, pero más en España y Argentina que en el Perú, se entregaban los regalos el 6 de enero en la celebración de llegada de Reyes Magos ante el Niño Jesús. Los regalos los traían entonces los Reyes Magos, mientras que en Estados Unidos ya hacía furor Papa Noel entre los pequeños.
Con el tiempo Papa Noel le ganó a los Reyes. Hoy niños y grandes damos por hecho que Papa Noel trae los regalos y de los Reyes Magos pocos se acuerdan, salvo que es la fecha para guardar el Nacimiento. Ojo, que todavía quedan familias que siguen celebrando la fiesta de la Llegada de Reyes el 6 de enero.
- La Misa del Gallo
El asistir a la Misa del Gallo a las 12 de la noche fue una práctica generalizada entre la gran mayoría de familias católicas, en Provincias y también en Lima, sino preguntemos a nuestras mamás –hoy abuelas.
Con los años y hasta hoy sigue siendo una costumbre para cientos de miles ir a la Misa del Gallo pero muchas veces ya no es a las 12 sino a las 8 o 9 de la noche e incluso el 25 en la mañana. Hay que adaptarse a los tiempos. Por supuesto hay muchos que no van a Misa nunca y antaño ocurría igual. Se respetan y toleran las creencias de cada quien.
- Apagones y anécdotas
Quienes fuimos niñas en los noventa y ochenta recordamos claramente como cada Navidad o Año Nuevo, justo a las 12 ¡Zas! Apagón, se iba la luz por atentados de la época. Lo que estas malas personas que volaban torres de alta tensión ignoraban es que la falta de electricidad unía mucho más a las familias en torno a una vela y muchas risas y conversaciones.
Hoy ya no se va la luz y los chicos se encogen de hombros con nuestras historias de apagones. ¿Qué anécdotas contarán ellos cuando sean papás?
- Navidad en casa y en la calle.
Lo admitimos, de niños y niñas éramos unos imprudentes de primera detonando los cuetes y sartas en las calles, correteando por la pista y luciendo nuestros regalos nuevos con nuestros vecinitos de la puerta para afuera. ¿Por qué nuestros papás nos dejaban hacer eso? Claro, había menos delincuencia, menos accidentes, menos carros, menos estrés y menos miedos.
Hoy la Navidad se pasa básicamente dentro de la casa y pocas mamás permitiríamos que nuestros niños salgan a la calle a mostrar sus regalos y hacemos bien. Hay cosas que no se pueden retroceder.
- Análogo Vs. Digital
Seguramente has escuchado comentar que los niños de hoy son “nativos digitales”, al referirse que nacen con una computadora, tablet o smartphone bajo el brazo. Pero no nos engañemos: muchos adultos también somos usuarios compulsivos de estos aparatos.
Antes, la reunión familiar navideña solo se interrumpía si alguien tocaba a la puerta (un invitado) o sonaba el teléfono fijo. Hoy son muchas las familias que esta Nochebuena se la pasarán wasapeando, mensajeando o feisbukeando, en lugar de conversar o siquiera mirar las caras de los demás. Esta última parte, por lo menos, la verdad que volver al pasado un par de horas apagando los aparatitos no vendría nada mal.