Aunque la mayoría de las personas se sienten felices en Navidad, hay aquellas a las que esta época del año les causa tristeza, ansiedad y mal humor. Sepa por qué ocurre esta situación, a quiénes afecta y cómo superarlo.
A medida que se acerca la Navidad, el ambiente en las calles se comienza a contagiar de fiesta. La decoración navideña, la compra de regalos y las reuniones con familia y amigos ponen a la mayoría de gente emocionada y feliz. Sin embargo, hay también quienes con toda esta algarabía se empiezan a sentir abrumados y experimentan tristeza, mal humor o ansiedad. Estos son los síntomas de la denominada “depresión navideña”. Aquí le explicamos de qué se trata.
Alberto Fernández, psiquiatra de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, explicó que la Navidad está asociada a una época de felicidad, donde es casi una obligación que todos vivamos el espíritu navideño y participemos contentos de los festejos. Sin embargo, refirió que, aunque en esta temporada supuestamente nadie debería estar triste o molesto, hay algunas personas que no pueden evitar sentir desánimo y mal humor.
“Si al llegar las fiestas la persona siente apatía, no tiene ganas de hacer nada, tiene pensamientos negativos recurrentes y, aunque se sienta obligada a estar de buen humor, no puede hacerlo, es muy probable que esté pasando por la depresión navideña”, aseveró.
¿Qué es exactamente?
El experto señaló que está probado que en la época de Navidad la prevalencia de la depresión aumenta en un 30%. Ello se debe a diversos factores, muchos de ellos ligados a las fiestas, como la carga emocional de familiares que ya no están, experiencias traumáticas que se reviven mentalmente o la presión social de tener una familia feliz y vivir en armonía.
“Por ello se hace referencia a la depresión navideña, ya que es un tipo de depresión que se asocia a la temporada y justamente aumenta más en esta época”, precisó.
Fernández dijo que este trastorno que no debe confundirse con la tristeza. Esta última es un estado de ánimo que se presenta ante una circunstancia determinada y tiene una respuesta emocional proporcional al hecho ocurrido; además suele desaparecer en muy poco tiempo y, una vez que pasa, la persona continúa con su vida normal.
Por ejemplo, dijo, es normal sentirse triste por la pérdida de un familiar, la ruptura con la pareja, la pérdida de un trabajo, el viaje de un amigo, etc. Sin embargo, eso no constituye un trastorno cognitivo mayor, ya que no genera disfuncionalidad, pues no evita que la persona siga trabajando, visite a la familia y continúe con su rutina social.
Si esta tristeza se prolonga y afecta el quehacer del individuo, entonces sí podríamos estar hablando de una depresión.
Atención a los síntomas
En el caso de la denominada depresión navideña esta puede tener una duración mayor y se presenta con los síntomas clásicos de la depresión, es decir que la persona ya no disfruta las cosas que antes le causaban placer, no puede dormir, el sueño se interrumpe o, por el contrario, se duerme demasiado; y se empieza a tener mucho o poco apetito.
“Esto va acompañado de irritabilidad y disfuncionalidad, al punto de que la persona deja su rutina diaria y ya no va a la escuela o al trabajo”, agregó Fernández.
Guillermo Ladd Huarachi, psiquiatra del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi, refirió que en este tipo de depresión la tristeza es permanente y patológica, y no cambia ni con situaciones buenas para la persona que la experimenta.
Agregó que otros efectos de este trastorno son la dificultad para concentrarse y la autovaloración negativa, así como los problemas de concentración, de estima personal y de energía. También aparece el sentimiento de culpa, y las personas se aíslan y se vuelven más lentas y hasta puede aparecer la ideación suicida.
En el caso de los niños, reseñó que esta depresión se presenta con irritabilidad, pesadillas, menor rendimiento en el colegio y retroceso en las habilidades adquiridas para su edad.
Sin embargo, Ladd indicó que es fundamental que estos síntomas estén presentes como mínimo dos semanas seguidas, “pues que uno esté triste un día o dos no es depresión”.
¿A quiénes afecta?
Aunque este estado emocional puede afectar a personas de cualquier edad, suele presentarse más en personas adultas, sin ninguna causa aparente. La psicoterapeuta de Mente Sabia Gabriela Marcano señaló que puede afectar en mayor medida a los adultos mayores y a los adolescentes, así como a los varones, ya que son grupos que generalmente tienen menos mecanismos para expresar sus emociones.
“En general puede afectar a personas con poco contacto social y sin apoyo emocional que son más vulnerables en las temporadas de fiestas familiares. Además, a personas que están predispuestas, así como a individuos que ya han atravesado por un proceso depresivo anterior, el cual puede reflotar”, dijo.
Marcano manifestó que la depresión tiene muchas y diversas causas. Pueden ser de orden biológico interno, por alguna predisposición genética, o por factores ambientales externos, es decir por las experiencias de vida del paciente y situaciones que activan la caída emocional.
¿Por qué hay más depresión en Navidad?
La Asociación Americana de Psicología descubrió algunos datos interesantes sobre la depresión en las fiestas de fin de año. En un estudio para conocer los principales factores estresantes de esta temporada, los encuestados señalaron la falta de tiempo, la falta de dinero, el exceso de comercialización, las presiones de los regalos y las reuniones familiares.
Fernández dio a conocer algunos factores estresores que pueden desencadenar cuadros depresivos en las personas que tienen predisposición:
- Las obligaciones sociales. Aquí se incluye las compras, la organización de la comida y la sensación de tener que adoptar una eterna sonrisa para no ser el “grinch” de la familia.
- El balance anual. El fin de año y la entrada de un año nuevo suponen hacer un balance de los objetivos cumplidos y muchas veces aquellos que no se pudieron realizar todo lo planeado entran en una etapa de tensión.
- Personas queridas ausentes. En esta época, en que se fomenta la unión, aumenta la nostalgia por las personas queridas que fallecieron, las que se fueron de viaje o de alguna manera salieron de nuestras vidas.
- El cambio climático. En los países donde la Navidad coincide con el invierno, el cambio brusco del clima también se convierte en un desencadenante de depresión.
El experto dijo que lo importante es detectar este trastorno a tiempo y tratarlo adecuadamente, pues, de no ser así, puede llegar a tener consecuencias graves.
¿Cómo enfrentar la depresión navideña?
Pese a que algunos de los factores estresantes no se pueden cambiar, existen estrategias para enfrentarse a ellos de la manera más sana posible. Para ello, Fernández dio estos consejos:
- No idealice la Navidad. Debe tener muy claro que no existe la celebración navideña ideal ni perfecta. La Navidad representa la unión familiar y, por eso, lo ideal es que la familia esté junta sin importar la comida, los regalos o el lugar donde se reúnan.
- Planifique la celebración. Si a su familia le gusta celebrar, hacer una comida especial, dar regalos y adornar su casa con diversos motivos navideños, organícese con tiempo y no deje todo para el final, pues la premura podría causarle angustia y ansiedad.
- Delegue y busque ayuda. Debe entender que nadie es indispensable y no tiene que encargarse solo de todos los detalles de la celebración navideña. Lo mejor es delegar, repartir tareas, buscar un equilibrio y aceptar que las personas hagan las cosas a su modo.
- Reconozca la tristeza. No esconda sus emociones, acepte que se siente triste en Navidad sin sentir culpabilidad. Entienda que mostrar sus sentimientos no daña a nadie y que tiene la libertad y el derecho de sentirse triste o desanimado en cualquier momento del año.
- Recuerde a sus seres queridos. Si usted siente mucha tristeza por la ausencia de un ser querido que ya no está, deje fluir estos sentimientos y expréselos, pero sin pretender que todos los que le rodean sientan lo mismo que usted y de la misma manera.
- Relaje sus expectativas. En Navidad debe estar relajado y disfrutar un tiempo de calidad con usted mismo y con su familia. Recuerde que es momento de celebrar la vida y todo lo positivo que ha podido lograr pese a las circunstancias actuales por la pandemia.