Hemos analizado, en un artículo anterior, las propuestas para modificar la Ley de Alimentación Saludable y el debate que las rodea. Entendiendo los aportes y deficiencias de cada una de las propuestas de etiquetado y advertencias, concluimos que las Guías Diarias de Alimentación (GDA) fijadas por el CODEX Alimentarius y empleado por 55 países en el mundo, ofrecen al consumidor mayor información para que pueda tomar mejores decisiones con respecto a su alimentación.
No obstante, consideramos que para poder tomar una postura definitiva, es indispensable contar con data y estudios que la respalden. Nos sorprendió que, en torno a un tema tan crítico como lo es la alimentación saludable de los peruanos, exista tan poca información y sustento para la gran cantidad de afirmaciones que se hacen en su defensa. Por ello, decidimos tomar cartas en el asunto, encargando a Arellano Marketing un estudio preliminar que nos permita saber realmente qué piensa el consumidor sobre estas propuestas que jugarían un rol importante en su alimentación diaria. Estos fueron los principales hallazgos:
Resumen de resultados
Encuestamos a 200 mujeres madres de familia, decisoras de compra de alimentos para el hogar, variando entre los estilos de vida conservadoras y modernas. Cabe recalcar que este se trata de un estudio preliminar, cuya intención es proporcionar un primer sustento para un debate que ya se encuentra a toda marcha. Adicionalmente, realizamos focus groups con participantes de este mismo perfil, con la intención de que evaluaran ambas propuestas de etiquetado y advertencia, de manera que puedan elegir aquella que consideren que les permita realizar una compra más informada y responsable en cuanto a alimentos. *Fichas técnicas al final del artículo
Respuestas de preferencia comparando ambas opciones sobre aspectos evaluados.
Los resultados indican que la opción semáforo tiene mayor aceptación, particularmente en cuanto a su habilidad para informar.
Si bien el aspecto más criticado de la propuesta semáforo es su complejidad, los resultados demuestran que el semáforo no solo resulta a las encuestadas más fácil de leer y entender, sino que además logra mayor recordación. El octágono, por otro lado, fue valorado por las encuestadas como una opción que “podría entender un niño”.
El público exige información
Uno de los comentarios más recurrentes fue el deseo de mayor información para la compra de alimentos envasados. Desean saber exactamente qué están llevando a casa para el consumo de su familia.
El 66% consideró que la opción semáforo (GDA) era la más informativa.
La alternativa GDA indica porcentajes sobre el valor diario recomendado e incluye la tabla de información completa. La alerta octogonal no tendría obligación de incluir una tabla de información nutricional, y advierte contenido “alto en…” sin detalle de porción o valor diario recomendado. Este último punto se tradujo en un consenso de las entrevistadas con respecto a que la opción semáforo permite realizar comparativos entre productos, llevando a decisiones de compra más responsables.
A nivel cualitativo, lo que más rescatan las encuestadas de la opción de alerta octagonal es su simplicidad, mensaje directo y letras grandes. No obstante, tanto para la opción semáforo como para la alerta octagonal, desconocen mucha de la terminología empleada, lo cual nos lleva a nuestro siguiente punto.
Octágonos o semáforos, nos urge una campaña educativa
En la batalla por lograr una alimentación saludable en el Perú, la desinformación es el principal enemigo. Un hallazgo preocupante de este estudio fue que, sin importar el tipo de advertencia (semáforo u octágono), muchas de las encuestadas desconocían términos como ‘grasas saturadas’.
¿En qué ayuda una advertencia sobre un producto ‘alto en grasas saturadas’ si el consumidor no termina de entender sus implicancias?
La solución está en informar al consumidor que, a diferencia de lo sugerido, sí está dispuesto a leer y educarse con respecto a lo que consume. La encuesta reveló que el 71% lee las etiquetas de los productos que consume ‘siempre’ o ‘casi siempre’.
Esta cifra nos da la confianza que, mediante mayor información y detalle en el etiquetado de productos, de la mano de una necesaria labor educativa, podremos darle al consumidor las herramientas necesarias para que se haga cargo de su alimentación de manera responsable.
Nos gustaría saber qué opinas tú con respecto a las propuestas y qué sugerencias tienes para educar al público consumidor en torno a un aspecto tan crítico como lo es su alimentación. ¡Cuéntanos en los comentarios!