
Cuando disfrutas de un día de sol y agua en la piscina, es probable que hayas notado que tus ojos se tornan rojos e irritados después de nadar. Muchas personas creen que esto es causado por el cloro presente en el agua, pero la realidad es más compleja de lo que parece. En este artículo, exploraremos las razones por las cuales ocurre este fenómeno y cómo puedes prevenirlo.
1. El cloro y su función en la piscina
El cloro es un desinfectante ampliamente utilizado en las piscinas para eliminar bacterias, virus y otros microorganismos perjudiciales. Su función principal es mantener el agua limpia y segura para los nadadores. Sin embargo, el cloro no actúa solo; al mezclarse con el agua, se convierte en ácido hipocloroso y otros compuestos que ayudan a la desinfección.
A pesar de su efectividad, el cloro puede ser irritante para la piel, el cabello y, en especial, los ojos. Sin embargo, lo que realmente provoca la irritación ocular no es solo el cloro en sí, sino las sustancias que se forman cuando este entra en contacto con otros compuestos en la piscina.
2. Cloraminas: la verdadera causa de la irritación ocular
Las cloraminas son sustancias químicas que se generan cuando el cloro reacciona con el sudor, la orina, los aceites corporales y otros contaminantes orgánicos presentes en el agua de la piscina. Estas cloraminas no solo reducen la eficacia del cloro como desinfectante, sino que también causan el característico olor fuerte del agua de la piscina y la irritación en los ojos.
Cuando estas cloraminas entran en contacto con la superficie del ojo, alteran la capa lagrimal que protege la córnea, causando sensación de sequedad, picazón y enrojecimiento. Por lo tanto, el problema no es la cantidad de cloro en la piscina, sino la acumulación de contaminantes que reaccionan con él.
3. Otros factores que contribuyen a la irritación ocular
Aunque las cloraminas son la principal causa del enrojecimiento de los ojos, hay otros factores que también pueden influir:
a) pH inadecuado del agua
El equilibrio del pH del agua de la piscina es fundamental para la comodidad de los nadadores. Un pH demasiado alto o demasiado bajo puede aumentar la irritación ocular. El pH ideal para una piscina debe estar entre 7.2 y 7.6. Si el nivel de pH está fuera de este rango, la capa protectora del ojo se debilita, causando enrojecimiento y malestar.
b) Exposición prolongada al agua
Permanecer demasiado tiempo en el agua de la piscina puede provocar que la capa lagrimal de los ojos se diluya, reduciendo su capacidad para proteger la córnea y causando sequedad ocular. Esto se agrava si no se parpadea con frecuencia o si se nada con los ojos abiertos bajo el agua.
c) Sensibilidad individual
Algunas personas son más sensibles a los productos químicos utilizados en las piscinas, incluyendo el cloro y sus derivados. Esto puede deberse a alergias, afecciones preexistentes como la conjuntivitis o el síndrome del ojo seco, o simplemente una predisposición genética.
4. Mitos comunes sobre el enrojecimiento ocular en la piscina
Existen varios mitos en torno a por qué los ojos se ponen rojos al nadar. Veamos algunos de los más comunes:
a) «El agua de la piscina tiene demasiado cloro»
Aunque muchas personas creen que el cloro es el único culpable de la irritación ocular, la realidad es que el problema principal son las cloraminas y un pH desbalanceado. Un mantenimiento adecuado del agua reduce la formación de estas sustancias.
b) «Si la piscina no huele a cloro, significa que está limpia»
En realidad, el olor fuerte a «cloro» en una piscina indica la presencia de cloraminas, lo que sugiere que el agua no está tan limpia como debería estar. Una piscina bien mantenida no debería tener un olor químico fuerte.
c) «Los ojos rojos son normales al nadar»
Aunque es un problema común, no debería considerarse normal. Si una piscina está bien equilibrada y se toman precauciones adecuadas, los nadadores no deberían experimentar irritación ocular.
5. Cómo prevenir la irritación ocular en la piscina
Para evitar que tus ojos se pongan rojos después de nadar, sigue estos consejos:
a) Usa gafas de natación
Las gafas de natación crean una barrera protectora entre tus ojos y el agua, evitando el contacto con sustancias irritantes. Asegúrate de que sean de buena calidad y se ajusten bien a tu rostro.
b) Dúchate antes de entrar a la piscina
Al enjuagarte antes de nadar, reduces la cantidad de aceites corporales, sudor y otros residuos que pueden reaccionar con el cloro y formar cloraminas.
c) Parpadea con frecuencia y enjuaga tus ojos con agua limpia
El parpadeo ayuda a mantener la humedad natural de los ojos. Si sientes irritación después de nadar, enjuaga tus ojos con agua fresca o usa gotas humectantes para restaurar la capa lagrimal.
d) Evita abrir los ojos bajo el agua
Si bien puede ser tentador, abrir los ojos en el agua de la piscina aumenta la exposición a irritantes. Si necesitas ver bajo el agua, usa gafas de natación.
e) Asegúrate de que la piscina tenga un mantenimiento adecuado
Si nadas con frecuencia, es importante conocer el estado del agua de la piscina. Si notas un olor fuerte a químicos o el agua está turbia, podría indicar un desequilibrio en la química del agua.
f) Usa gotas oftálmicas lubricantes
Las gotas humectantes pueden ayudar a aliviar la sequedad ocular y restaurar la película lagrimal después de nadar.
El enrojecimiento de los ojos después de nadar en una piscina no es simplemente causado por el cloro, sino por la presencia de cloraminas y un equilibrio deficiente del pH del agua. Para evitar esta molestia, es fundamental usar gafas de natación, enjuagarse antes y después de nadar, y asegurarse de que la piscina tenga un mantenimiento adecuado. Siguiendo estos consejos, podrás disfrutar de la natación sin preocuparte por la irritación ocular.