¿Cómo conseguir que nuestros hijos obedezcan sin necesidad de que recurran a los caprichos y berrinches? Lo que les aconsejo es mucha firmeza y mucho cariño. Esa es la clave para conseguir cambios en la conducta de los niños. Es importante poner las reglas claras. en casa, mejor que sean pocas y que los niños las conozcan bien. Estas reglas deben ir acompañadas de las consecuencias en caso de no cumplirlas. De esta manera le damos al niño la responsabilidad por su conducta. El padre no está castigando, el niño tiene la opción de cumplir las reglas o asume las consecuencias.
No confundir la firmeza con el autoritarismo, sin embargo no debemos ceder ante los petitorios, súplicas y llantos de nuestros hijos, porque por lo general en estos casos no son de dolor sino de manipulación. Si nosotros no cedemos el niño va a notar que no tiene otra opción más que cumplir lo que se le pide. Para esto padre y madre deben ser coherentes. Si uno de los dos reacciona de una manera no esperada, conversarlo lejos del niño. Si el niño se encuentra con el bloque de ‘papá y mamá unidos’, obedecerá, Para ello llegar a acuerdos con el papá y definir las reacciones a tener.
Disciplina:”Puedes ser firme y a la vez demostrarle cariño.”
Puedes decirle que lo quieres mucho… Tu hijo podrá decirte ‘mamita perdóname’ y responderle “si mi amor, te perdono, pero tu castigo lo cumples”. Ahi radica la firmeza. Al principio podrá recurrir al llanto o berrinche pero al ver que no logra nada, poco a poco la dejará. En el caso que llegue a hacer una pataleta, es mejor no discutir en ese momento. Déjalo en un lugar seguro hasta que se le pase. Luego conversar y hacerle razonar. Que note que esa es la manera de resolver los conflictos (conversando). Al principio las rabietas pueden aumentar pero luego tenderá a disminuir.
Es fundamental que al corregir a nuestros hijos no perdamos el control. Si nos enfrentamos a una situación que nos hace perder la paciencia, debemos evitar recurrir al grito y al maltrato porque eso nos hace perder autoridad y echamos al tacho nuestra firmeza y cariño.
Otro punto es que el ni ‘no’ ni el ‘castigo’ son negociables. Por ello pensemos bien el castigo que vamos a dar. Si en nuestras reglas no figura un castigo para esa situación pero que si la merece, es preferible decirle que pensarás en el castigo y luego se lo dirás. Asi evitamos retroceder.
Recordemos también que debemos educar en positivo. Muchas veces etiquetamos a nuestros hijos y decimos o pensamos “este niño es insoportable, me tiene harta…” Es natural que las mamás lo digamos pero debemos evitarlo. Mejor es reforzar los buenos comportamientos del dia porque la palabra ‘bueno’ como al decirle “que bueno que eres”, es algo muy general. Preferible resaltar las buenas acciones concretas del día. El refuerzo es bueno, procurar que no sea material sino tal vez una salida a tomar un helado juntos, un paseo al parque o un paseo en bicicleta. La idea es que sea un momento de calidad. A veces podrá ser un sellito, un sticker… Conocemos a nuestros hijos y eso nos permite inspirarnos con buenas ideas para motivarlo.
“Berrinches” Conoce los tipos
Por lo general todos los padres suelen pasar por distintas situaciones algunas algo incomodas y otras no tanto. Si tu niño te hizo pasar un mal rato puedes aprender a manejar muy bien la situación aprende a distinguir los dos principales tipos de berrinches el Temperamental y el Manipulativo.
Manipulativo: El niño si o si impondrá su voluntad y para lograrlo hará lo menos pensado para conseguirlo. Buscará tener el control de la situación. Su objetivo es obtener lo que él quiere a toda costa y por lo tanto se enoja cuando no lo está consiguiendo. En los padres produce enojo y coraje.
Temperamental: Por lo general se da cuando algo desencadena el temperamento del niño y como resultado pierda el control. Se produce más espontáneamente y el motivo por el cual se inició resulta un poco confuso, en algunos casos es por su propio temperamento. En los padres ocasiones sentimiento de tristeza.
Sea el tipo de berrinche que se presente puedes ayudarlo a tranquilizarse distrayéndolo. Introdúcelo a alguna actividad inesperada en ese momento como por ejemplo que observe por una ventana el exterior.