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Desmitificando el ejercicio: Lo que realmente sucede en tu cuerpo al entrenar

febrero 6, 2025

En el mundo del ejercicio físico, circulan numerosos mitos que pueden llevarnos a malinterpretar cómo realmente funciona nuestro cuerpo durante el entrenamiento. Muchas veces escuchamos afirmaciones como que una barriga plana se logra únicamente haciendo abdominales o que cuanto más sudemos, más grasa quemamos. Sin embargo, estos conceptos son erróneos y pueden ser perjudiciales para nuestras expectativas y prácticas de salud.

Por ello, el médico traumatólogo Luis Cotillo, especialista en medicina deportiva, en conversación con nuestro medio asociado RPP, desmiente algunos de los mitos más comunes sobre el ejercicio físico, aclarando lo que realmente sucede en nuestro cuerpo cuando nos ejercitamos y cómo podemos entrenar de manera más efectiva y saludable.

Mito 1: “Para tener una barriga plana, hay que hacer solo abdominales”

Falso. El abdomen está compuesto por varios planos musculares y, si una persona tiene exceso de grasa, esta se acumula sobre los músculos abdominales, provocando que la barriga sobresalga.

Este exceso de grasa también puede afectar la postura, ya que hace que la columna se incline hacia adelante, lo que genera dolor lumbar.

Para reducir este problema, es necesario disminuir la ingesta calórica y realizar ejercicios cardiovasculares. Si bien los ejercicios de fortalecimiento abdominal ayudan a tonificar los músculos, no son suficientes para reducir el tejido graso en esa área. Un enfoque integral que combine una alimentación balanceada, ejercicio aeróbico y fortalecimiento muscular es la clave para conseguir un abdomen definido y saludable.

Mito 2: “La grasa se convierte en músculo con el ejercicio”

Falso. Es importante entender que la grasa y el músculo son dos tipos de tejidos completamente diferentes. Si no se realiza un trabajo de fortalecimiento muscular, el exceso de grasa se infiltra en los músculos, lo que provoca debilidad muscular.

La grasa no se convierte en músculo ni el músculo en grasa. Cuando se pierde peso, lo que ocurre es que el tejido graso disminuye, pero no se quema ni se transforma en músculo.

Para crear músculo, es fundamental realizar ejercicio de forma constante y dosificada, no solo por estética, sino también por salud. El ejercicio debe ser parte de la rutina diaria a lo largo de todo el año, no solo cuando se acerca el verano. Al igual que dormir, comer o respirar, el ejercicio debe ser una actividad regular, ya que sus beneficios se logran con la constancia y no con un enfoque esporádico.

Mito 3: “Si soy mujer y levanto pesas, me volveré voluminosa”

Falso. Las mujeres tienen niveles bajos de testosterona, por lo que no experimentan un aumento significativo de volumen muscular a menos que utilicen esteroides.

En cambio, los hombres, debido a sus niveles más altos de testosterona, sí pueden aumentar su masa muscular de manera más notoria con el ejercicio intenso.

El levantamiento de pesas no solo es seguro para las mujeres, sino que también trae múltiples beneficios, como el aumento de la densidad ósea, la reducción del riesgo de osteoporosis y una mejor composición corporal. Además, los ejercicios de resistencia pueden ayudar a mejorar el metabolismo y la quema de grasa a largo plazo.

Es importante señalar que los ejercicios deben ser supervisados por un profesional con conocimientos en fisiología del deporte para asegurarse de que se realicen correctamente y evitar posibles lesiones.

Mito 4: “Cuanto más sudo, más grasa quemo”

Falso. El sudor es una respuesta del cuerpo para regular la temperatura y evitar el sobrecalentamiento, y no está relacionado directamente con la quema de grasa. De hecho, cuando sudamos, estamos perdiendo líquidos y, si no nos hidratamos adecuadamente, podemos deshidratarnos.

Por eso, es importante realizar un ejercicio dosificado, que sea adecuado a nuestras capacidades, para evitar la deshidratación y asegurar que el cuerpo funcione de manera óptima durante la actividad física.

Lo que realmente contribuye a la quema de grasa es el déficit calórico, es decir, gastar más calorías de las que consumimos. La clave está en combinar ejercicios aeróbicos con entrenamiento de fuerza y una alimentación saludable.

Mito 5: “Si no me duele cuando hago ejercicio, no estoy logrando nada”

Falso. El dolor es una respuesta natural del cuerpo, pero no siempre es indicativo de que estés haciendo un buen entrenamiento.

Es fundamental realizar los ejercicios de manera gradual y controlada, adaptándolos a tu nivel físico para evitar un dolor intenso o lesiones. Un entrenamiento bien planificado debe desafiarte sin poner en riesgo tu bienestar, y los avances en fuerza y resistencia no siempre van acompañados de dolor.

El dolor muscular de aparición tardía, conocido como DOMS (Delayed Onset Muscle Soreness), es común después de ejercicios intensos o nuevos, pero su ausencia no significa que no se esté progresando. La clave es la consistencia y el aumento progresivo de la intensidad del entrenamiento.

La clave está en la educación y la constancia

Desmitificar el ejercicio físico es fundamental para adoptar prácticas saludables y efectivas. Creer en mitos puede llevarnos a tomar decisiones equivocadas que afecten nuestra salud y rendimiento. La ciencia nos ofrece información valiosa sobre cómo funciona nuestro cuerpo, y es importante basarnos en evidencia para diseñar un plan de entrenamiento que se ajuste a nuestras necesidades y objetivos.

Para entrenar de manera efectiva, es esencial:

  1. Tener una alimentación equilibrada que respalde nuestros objetivos de salud y entrenamiento.
  2. Combinar ejercicios de fuerza y cardio para mejorar la composición corporal y la resistencia.
  3. Hidratarse adecuadamente antes, durante y después del ejercicio.
  4. Descansar y permitir la recuperación para evitar lesiones y favorecer el crecimiento muscular.
  5. Buscar asesoramiento profesional para garantizar una ejecución correcta de los ejercicios y evitar lesiones.

La clave del éxito en el fitness no está en seguir tendencias o creencias populares, sino en la educación y la constancia. Al dejar de lado los mitos y enfocarnos en prácticas basadas en la evidencia, podemos aprovechar al máximo los beneficios del ejercicio y mejorar nuestra calidad de vida.