Si en las últimas semanas usted no puede dormir, anda decaído o de mal humor, le asaltan los pensamientos negativos y ha perdido la capacidad de experimentar placer, puede que sea uno de los millones de personas cuya salud mental ha sido afectada por la pandemia.
El incremento del estrés psicológico por el miedo al virus, el aislamiento social y los problemas económicos han angustiado tanto a los ciudadanos de todo el mundo, que se han multiplicado los casos de ansiedad y depresión.
Lo corroboran las encuestas. Un sondeo virtual realizado por el Ministerio de Salud (Minsa) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) reveló que el 70% de los peruanos presenta síntomas relacionados a la ansiedad y la depresión. El psiquiatra Humberto Castillo, director del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi, explicó que esta situación se debe a los cambios radicales que se han experimentado en la vida cotidiana a causa del COVID-19.
No se trata de poca cosa. El confinamiento, el distanciamiento físico y la nueva forma de relacionarnos con la familia y con los amigos han pasado factura a nuestra salud mental. Asimismo, el trabajo remoto, la mayor responsabilidad en casa, el desempleo y la reducción de ingresos, el duelo tras perder a un ser querido o el temor a que podamos contagiarnos del virus.
“Todo eso ha causado en las personas emociones muy profundas, persistentes y a veces con algo de sufrimiento. Aunque en muchos casos esas mismas emociones han llevado al individuo a adaptarse a los cambios, hay un grupo grande que aún no puede superar el estrés y eso los lleva a un sufrimiento emocional fuerte”, manifestó Castillo.
Los grupos más afectados
El experto distinguió cuatro grupos poblaciones que han sido más impactados por la pandemia y a los que se debería prestar atención:
- Adultos mayores: En este grupo en particular el cambio ha sido muy fuerte. Debido a que son los que tienen más riesgo de ser afectados y tener consecuencias severas por el virus, las restricciones para salir a la calle y contactarse con su familia y con sus seres queridos son mayores. La sociabilidad era saludable para ellos y, por eso, adaptarse al cambio les resulta muy difícil.
- Desempleados: Las personas que perdieron su trabajo y su fuente de ingresos enfrentan un proceso de adaptación dolorosa y difícil, sobre todo porque el mercado sigue contraído y no tienen muchas posibilidades de recolocarse. Aunque algunos lo han logrado, la mayoría sigue en la lucha y en el sufrimiento.
- Niños y adolescentes: Este grupo también ha experimentado un gran cambio, sobre todo en la forma de estudiar. Sin embargo, por su gran capacidad de adaptarse, muchos han visto en esta nueva situación una ventaja. Empero, otro grupo, que necesitaba socializar y para los que el colegio era un escape del régimen autoritario del hogar o de la violencia, enfrentan un estrés familiar intenso.
- Adultos jóvenes: Este sector de jóvenes que vive una etapa en la que necesita expresar los desasosiegos propios de su edad y desarrollo usualmente canalizaba estas inquietudes con las reuniones, fiestas o viajes con amigos. Sin embargo, con la pandemia, esto se ha restringido y aunque muchos han calmado sus ansias con el deporte o las fiestas virtuales, otros no encuentran una forma de expresarse y por eso actúan de forma desafiante, transgresora y violenta.
Castillo explicó que cada persona tiene una capacidad emocional distinta que se construye a lo largo de la vida y le permite soportar y adaptarse a los cambios. “Hay personas que ante la situación actual han logrado reinventarse y caer paradas, pero otras que se estaban manejando bien no han podido soportar el cambio y el estrés y se están quebrando emocionalmente. Este grupo está dentro de lo que llamamos personas con trastornos o enfermedades mentales que requieren un tratamiento específico”, precisó.
Lo preocupante de esta situación es que “a medida que la crisis por el Covid-19 continúa, más personas se están quebrando” y si su tratamiento se posterga los cuadros psicológicos se podrían agravar e impedir el desarrollo de su vida.
Reconozca los síntomas
El psiquiatra Freddy Vásquez señaló que, aunque el estrés, la ansiedad y la depresión afectan mucho más a las personas sensibles o a aquellas que ya presentaban algún tipo de trastorno mental, ahora también individuos que antes no tenían ningún problema han comenzado a manifestar signos de inestabilidad emocional.
Usted puede reconocer que algo anda mal si presenta los siguientes síntomas:
- Prefiere estar solo en una habitación.
- No tolera el encierro y sale constantemente a la calle.
- Tiene dificultad para concentrarse y dormir.
- Discute constantemente con los integrantes de su familia.
- Le da miedo contactar a otras personas fuera del hogar o realizar actividades que antes eran cotidianas, como trabajar fuera de casa, viajar en transporte público, etc.
- Cambia sus hábitos de alimentación.
- Presenta fatiga o sudoración excesiva.
- Siente náuseas, palpitaciones o dolor de pecho, o no puede respirar sin razón aparente.
- Se le vienen a la mente pensamientos negativos en forma constante y siente ganas de llorar.
¿Cómo superar el estrés de la pandemia?
El director del Instituto Nacional de Salud Mental señaló que, aunque en muchos casos, las personas con estos síntomas necesitan atención personalizada, también hay un grupo que puede manejar mejor sus emociones y superar el miedo y la angustia adoptando las siguientes medidas:
- Practique la relajación. Esta técnica se ha convertido es una herramienta muy buena para calmar y regular las emociones. Se aconseja practicarla diariamente, sobre todo al empezar y al terminar el día, pero si tiene más necesidad, puede hacer ejercicios de relajación tres o cuatro veces al día.
- Reconozca sus emociones. Ayuda mucho que las personas presten atención y reconozcan qué emoción están sintiendo. Pregúntese por qué se está enojando o asustando. Al darse cuenta y racionalizarlo desarrollará su inteligencia emocional y así podrá empezar a regularse y calmarse.
- Fomente su autocontrol. Evite actuar con torpeza emocional ante las emociones expresadas por otras personas. Ante el enojo, el resentimiento, el miedo o la angustia de nuestros familiares o amigos, ayude, de confianza, sonría y trate de ponerse en el lugar del otro.
- Hable de lo que siente. Converse con otras personas que pasen por la misma situación o con amigos con quienes pueda desahogarse y expresar lo que siente. Pero hable de sí mismo, en primera persona: yo siento, yo creo, yo pienso, a mí me gustaría, a mí me parece, etc., pues eso tiene potencial terapéutico.
- Disfrute la actividad. Enfóquese en su cuerpo, el aquí y el ahora. Piense qué puede hacer para estar más cómodo en este momento. Puede hacer ejercicio, pero también poner intención y pasión en cosas cotidianas, como lavar acariciando el plato y disfrutando del agua o barrer mientras evoca su música favorita.
- Respete sus horas de sueño. Dormir es una actividad muy importante porque es cuando el cerebro procesa lo aprendido y el cuerpo se relaja, produciendo las hormonas que nos ayudarán a lidiar con el estrés. Para ello se necesita acabar el día con la mente vacía, aceptando que lo pendiente queda para mañana.
- Propicie relaciones saludables. Busque relaciones prácticas con cada persona sin esperar mucho de ellas ni querer cambiarlas. Acepte los momentos de coincidencia y también que puede haber discrepancias. Las relaciones deben ser similares a una danza, en que a veces uno se acerca o se aleja, pero se mantiene un ritmo.
Recomendaciones para los niños
Además, Vásquez puntualizó que en el caso de los niños y adolescentes se puede reconocer que algo no anda bien cuando se alejan de los amigos, comienzan a mostrar miedos a las enfermedades, a la oscuridad o a quedarse solos, así como cuando presentan dolores y molestias que no se pueden explicar o manifiestan comportamientos agresivos.
En estos casos el experto señaló que los padres deben dar el ejemplo en el manejo de las emociones y el respeto a las normas impuestas, pues si constantemente se quejan de las medidas de prevención o expresan desconcierto, sus hijos repetirán los mismos argumentos.
“Es tiempo de volver a los años 70 y sentarnos en familia para conversar de forma directa y sin tecnología. Es importante hablar de la situación actual, contar anécdotas, jugar juegos de mesa, hacer ejercicios, cocinar o realizar otras actividades que congreguen a la familia y promuevan comportamientos y pensamientos positivos”, dijo.
El psiquiatra señaló que también es importante monitorear las clases virtuales de los menores, pero sobre todo “propiciar un ambiente tranquilo, dedicar tiempo a los hijos y darles mucho afecto, pues esto genera una barrera de protección y les da seguridad”.
¿Dónde buscar ayuda? Aunque es común que los niños y los adultos sientan miedo, pena, enojo u otras emociones que no se pueden regular, lo normal es que estas sean pasajeras. Pero si con los consejos
anteriores no se logra regular las emociones y estas desbordan al individuo por mucho tiempo, es momento de buscar ayuda profesional.
Si este es su caso, tiene las siguientes opciones:
- El Ministerio de Salud brinda ayuda profesional a través de la línea telefónica 113 y mediante los 154 Centros de Salud Mental Comunitarios que se encuentran en todo el país. Puede buscar aquí el más cercano a su casa: http://www.minsa.gob.pe/salud-mental
- El Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi está atendiendo en línea a los usuarios, que pueden sacar sus citas a través de la página web: http://www.insm.gob.pe. También ha habilitado para consultas el teléfono 614-9210.
- El Hospital Hermilio Valdizán ha puesto a disposición del público las líneas telefónicas 940282233, 949214839 y 932390236 para atender consultas. Además, todos los martes sus expertos realizan sesiones en vivo en sus redes sociales y dan consejos sobre salud mental. Puede conectarse aquí: https://www.facebook.com/hospitalhermiliovaldizan.hhv/
- El centro de salud mental privado Kalma Perú brinda los servicios de psiquiatría, psicoterapia y psicología en casos de ansiedad y depresión. Puede hacer sus consultas en los números 957065470 (para psiquiatría) o 977178768 y 914675480 (para psicología). https://www.facebook.com/kalmaperu/