Seguro que nosotros siempre les decimos a nuestros hijos que si hacen daño a alguien se tienen que disculpar. “Pídele perdón”, y el niño casi de manera automática va y dice “perdón”. Y se acabó. Está bien, no vamos a torturar a los niños haciéndolos sentir mal por cada cosa que hacen, pero sería bueno que en algún momento conversemos con ellos acerca de la importancia de pedir perdón y también de perdonar. Lo que más ayuda para esto es COMPRENDER. Cuando uno comprende por qué hizo algo o por qué los demás actuaron de tal forma le es mucho más fácil poder sanar los sentimientos de culpa o resentimientos que se han generado.
Para pedir perdón:
Después del episodio, en otro momento cuando las cosas estén ya más tranquilas, podríamos conversar y ayudar a nuestros hijos para que puedan comprender. Debemos hacerles ver que está mal lo que hicieron, OJO, ellos no son malos, simplemente lo que hicieron no fue lo mejor. Ahora, podemos decirles que a todos nos pasa, podemos ayudarlos a que ellos mismos entiendan por qué lo hicieron. “Seguro empujaste a Fulanito porque estabas molesto porque él te había quitado el juguete. Es normal estar molestos, todos nos molestamos, pero debes tratar de encontrar otra forma de decírselo que no sea pegarle”. De esta forma el niño va a estar más tranquilo con lo que pasó.
Para perdonar:
Cuando nuestros hijos han pasado por un momento en que alguien los ha hecho sentir mal o dañado de alguna forma tenemos que ayudarlos a sentir empatía. Cuando conocemos los motivos por los que los demás actúan el perdón viene con mucha más facilidad. “Está mal lo que Fulanito hizo, tal vez había tenido un mal día, qué puede haber pasado para que se moleste?”, en ese momento los invitamos a reflexionar y nos podemos sorprender de las cosas que nos responden. “Es que yo antes lo había molestado y entonces él me pegó”. Los ayudamos a ser conscientes también de sus propios actos y de los actos de los demás.
El resentimiento y la culpa son emociones negativas que podemos arrastrar a lo largo de nuestras vidas, que muchas veces son consecuencia de muchas enfermedades tanto físicas como mentales, lo mejor es aprender a sanar estos sentimientos desde chiquitos para estar en armonía con los demás y con nosotros mismos.