Consejos y recomendaciones para ayudar a que su familiar o amigo pueda enfrentar este trastorno.La pandemia del coronavirus ha desatado los problemas de salud mental en el país. Aunque hay personas que desde antes del COVID-19 ya padecían trastornos mentales, ahora es mayor la población que presenta síntomas de ansiedad y depresión, así como la sensación de soledad y nerviosismo.Según el psiquiatra Yuri Cutipé, titular de la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud (Minsa), en el Perú hoy en día 20 de cada 100 personas tiene un problema de salud mental, pero solo 2 de cada 10 personas con algún trastorno emocional recibe atención profesional. La depresión es el trastorno predominante en el Perú.La situación no es exclusiva de los adultos, pues un informe del Ministerio de Salud, realizado junto con Unicef, reveló que 3 de cada 10 niños y adolescentes, entre 6 y 7 años, tienen problemas de salud mental. La cifra pasó de 15% a 30% debido a la pandemia.
En el contexto de la emergencia sanitaria, el Instituto Nacional de Salud Mental brindó 15,145 atenciones y orientaciones psicológicas por problemas de salud mental.
Atención a las señales
Aunque en algunos casos es obvio que alguien cercano está pasando por un momento difícil, no es sencillo determinar si se trata de un problema que será superado rápidamente o se trata de un trastorno que está empezando o que ya está en una etapa grave y necesita atención profesional.
Sin embargo, ciertos síntomas pueden asociarse con algunas enfermedades mentales, como por ejemplo los cambios en el estado de ánimo, cambios en el apetito, problemas para relacionarse con sus pares, dificultad para conciliar el sueño, irritabilidad, cansancio, falta de energía, sentimientos de desesperanza, etc.
¿Cómo ayudar?
Si alguno de sus familiares tiene varios de estos síntomas, puede apoyarlo teniendo mucha paciencia, haciéndole saber cuánto le importa y siguiendo estos consejos:
- Anímelo a establecer metas pequeñas, que sean posibles de cumplir.
- Procure que se mantenga tan activo como sea posible, haciendo ejercicio o actividades que le gustaban mucho y que puede haber dejado de hacer.
- Tenga paciencia para esperar a que le cuente lo que le pasa cuando esté listo. Aun cuando solo elija contar una parte de su problema, no lo presione ni lo juzgue.
- Intente volver a vivir con su familiar las actividades que los hacían felices juntos.
- Cree un espacio seguro para que su familiar o amigo pueda comunicarse con confianza.
- Oriente a esa persona sobre cómo buscar ayuda profesional.
- No proteja a la persona en exceso. Acompáñela, pero sin dramatizar.